Nuestra señora de "El Antigua"


En esta capilla —cuarta desde el lado del evangelio (muro norte) subiendo hacia la girola y segunda del templo metropolitano por su importancia litúrgica y cultual en razón de su emplazamiento— hubo un anterior retablo con la misma advocación; factores diversos perjudicaron su digna conservación haciendo evidente su lento deterioro.

Además, los nuevos vientos estéticos de comienzos del 700 en la arquitectura retablística impulsan al arzobispo Martín de Ascargorta (1693-1719) a costear el actual retablo barroco. Encarga su traza a Pedro Duque Cornejo y Roldán (1678-1757) —pintor y retablista barroco de la escuela sevillana— quedando terminada en 1718.

El banco del retablo es de jaspe encarnado de las canteras de Cabra y Carcabuey (Córdoba) y la solería —la original en blanco, negro y rojo no se conserva— es obra del cantero Martín Ferreras. Su dorado se contrata con José Pablo Narváez —que también labra nueva peana para el arcángel— y con Pedro Díaz en 1726. Este año el dorador Pedro Romero concluye el dorado y estofado de la capilla; la decoración —que subraya el carácter mariano de la capilla con símbolos lauretanos— trabaja la ornamentación vegetal contrastando blancos con dorados.

En 1720 Marcos Fernández Raya realiza pequeñas adiciones como la nueva nube de madera y adornos de talla para la peana de la Virgen. El arzobispo —el ya mencionado Ascargorta— dona la obra a la hermandad de escribanos en la que delega la comisaría durante la fabricación del retablo.

Los relieves, cuadros y esculturas que ornan esta capilla salieron todas ellas de las manos del polifacético Pedro Duque Cornejo. A los pies del altar hay una cripta, con acceso desde la misma capilla, donde yacen los restos de Julio Quesada Cañaveral y Piédrola (1857-1936), duque de san Pedro de Galatino junto con los de su segunda esposa, Fernanda Salabert y Arteaga, marquesa de Valdeolmos y varios de sus familiares.

DISEÑO ARQUITECTÓNICO

El retablo de esta capilla es una de las obras más atrevidas y originales del barroco andaluz. Estamos ante una experiencia visual integradora, nueva y distinta, en el templo catedralicio; la madurez e innovación se unen a la sorprendente expresión de vitalidad. La imagen de la Nuestra Señora con el Niño está perfectamente enmarcada en su propio espacio físico central creado por el baldaquino con cortinajes, aunque los tres vanos superiores desequilibran un tanto —al elevar nuestra mirada— la jerarquía iconográfica del conjunto.

La gran levedad de los estípites centrales mueven el conjunto sugiriendo diversos planos, en un juego de perspectivas continuado con las arquitecturas fingidas que dan fondo a las esculturas de san Cecilio y san Gregorio Bético. El triple contraluz superior aligera esta insigne máquina barroca iluminando desde atrás las esculturas de los tres arcángeles. Dentro de esta arquitectura alternan figuras de bulto redondo y altorrelieves con pinturas y transparentes logrando una tensión iconográfica destinada a su antigua función didáctica.

ARGUMENTO ICONOGRÁFICO

En torno al tema generador de la capilla —mariano— se articulan varios contextos complementarios: el anuncio de la buena nueva con los cuatro evangelistas, los ángeles enviados por Dios, el carácter bimilenario de la Iglesia en Granada, la evocación de los Reyes Católicos.

El tema mariano

La imagen central de Nuestra Señora de la Antigua determina el tema mariano de esta capilla; la talla es obra anónima del arte alemán o flamenco del XV habiendo sido restaurada dos veces, en el XVII y el XVIII.

La escultura —de madera policromada— presenta a María mostrando al Niño Jesús con su brazo izquierdo , que sostiene una granada en su mano izquierda. Suele afirmarse que esta granada se tomaba como símbolo y promesa de victoria y, tras la toma de la ciudad, emblema de triunfo, uno de los grandes temas generadores de la Catedral granadina. Ambas imágenes están coronadas. Las coronas son de plata dorada labradas, en 1654, por el platero de la catedral, Diego Cervantes.

Quiere la tradición que esta imagen llegó a Granada con el ejército siendo donada por la Reina a la Catedral. Prosigue el tema mariano de la capilla con cuatro pequeños lienzos sobre la vida de la virgen: Visitación de María a Isabel, Nacimiento de Jesús, su Presentación en el templo y La huida a Egipto. Concluye el tema mariano con seis bellos relieves policromados distribuidos tres en lado del evangelio —Inmaculada Concepción, nacimiento de María y su presentación en el templo— y los otros tres del lado la epístola: Desposorios de María con José, Anunciación y Asunción de María.

El conjunto de la iconografía mariana de esta capilla —a excepción de la pintura de la Huida a Egipto— expresan circunstancias gozosas o gloriosas de la vida de María. como en la gran serie canescsa mariana de la capilla mayor.

El tema de los cuatro evangelistas

El argumento iconográfico de la capilla continúa con: Mateo, Marcos, Lucas y Juan dan noticia de acontecimientos gozosos. Su presencia en diversos lugares destacados del templo nos lo recuerdan como narradores privilegiados de la historia de la salvación y nos invitan a conocerla a través de sus evangelios.

También encontramos sus imágenes, además de esta capilla, en los cuatro medallones ovalados de la fachada, en los altorrelieves barrocos del púlpito del lado del evangelio, en una vidriera de la girola y, a excepción de Marcos, en el colegio apostólico de la capilla mayor. Un tema reiterado en la iconografía cayedralicia.

El tema de los enviados

Otro asunto del argumento iconográfico desarrollado en esta capilla está recogido en los tres arcángeles —Rafael, Miguel, Gabriel— que coronan las tres calles del retablo; sus esculturas se contemplan a contraluz al estar colocadas ante transparentes.

Enviados por Dios, en la Sagrada Escritura, los ángeles revelan, curan, interceden, vigilan, juzgan, protegen. En todas sus misiones siempre actúan como representantes o mensajeros de Dios. En el Nuevo Testamento los ángeles toman parte en los grandes acontecimientos de la vida de Jesucristo: su infancia, sus combates decisivos —tentaciones en el desierto (Mt 4,1-11), agonía en Getsemaní (Lc 22,39-46)—, su resurrección. En el libro de los Hechos (1, 7.14) los ángeles jalonan los primeros pasos de la Iglesia tomando parte activa en los progresos de la difusión de las buenas noticias.

El libro del Apocalipsis menciona a los ángeles más de 70 veces. El autor vio ángeles que rodeaban el trono (Ap. 5:11), tocaban trompetas (8:2, 6), llevaban mensajes (7:2, 3), ejecutaban juicios (16) y recogían la mies en los días finales (14:19). Un gran número de los actores en el drama del Apocalipsis son ángeles.

El tema del carácter bimilenario de la Iglesia en Granada

Las narraciones marianas de esta capilla, el culto a María que en ella se le tributa, se relaciona —a través de dos antiguos obispos de la sede granadina— con los lejanos orígenes del cristianismo en Granada.

La presencia de san Cecilio —según tradicional creencia primer obispo de Granada y mártir en el siglo I— y de san Gregorio de Elvira —igualmente obispo de Granada en el siglo IV —subrayan, dentro de la historia de la salvación, el tema del carácter bimilenario de la Iglesia en Granada. Granada se encuentra, en efecto, entre las comunidades más antiguas del Occidente cristiano y entre las primeras fundadas en territorio peninsular, tema está presente en varios lugares del templo.

Pedro Duque Cornejo (1757-1677) representa a san Cecilio lampiño y a san Gregorio barbado; ambos están revestidos con alba, capa pluvial y mitra ricamente policromadas y ambos muestran en su mano izquierda libro abierto.

La presencia de los Reyes Católicos

En la narración de la historia de la salvación de la capilla mayor están presentes las estatuas orantes de los Reyes Católicos, obras de Mena. En los muros laterales de esta capilla grandes arcos semicirculares adornan los retratos de los Reyes Católicos; son óleos sobre lienzo pintados en 1649 por Francisco Alonso Argüello, pintor de quien ignoramos todo. Bajo el retrato de la Reina, en una lápida horizontal (150×69 cm) de mármol blanco se dice: Aquí yaze el Venerable Padre Antonio Velazquez Manpaso, exemplo de toda caridad. Fue beneficiado de Santa Escolástica, y antes de la de Santa Ysabel. De donde se translado a esta Santa Iglesia, el año 1665.

LAS VIDRIERAS

Para la iluminación natural cuenta de esta capilla con tres vanos. Los dos laterales, tras las tallas de los arcángeles, son sendos ojos de buey sin policromar; en el vano central una vidriera de medio punto con el jarrón de azucenas y una estrella dentro de un conjunto transparente.

LA MEDIA REJA

Toda la rejería catedralicia presenta una gran unidad estilística; las rejas, más precisamente medias rejas, son de hierro, carecen de solera y están formadas por balaustres sencillos separados por cuatro cuadrados en los casos de las más anchas para la diferenciación de las calles. Todas estas rejas para el mayor adorno de la primorosa fábrica disponen de sus correspondientes cerrojos, cerraduras y llaves. La media reja de esta capilla presenta cinco calles con una altura máxima en puntas mayores de 2,05m alcanzando su longitud los 7,56m.