Santísima Trinidad


Esta es la segunda capilla desde el pie de la catedral del lado de la epístola (muro sur) entre el acceso a la parroquia del Sagrario y el altar-retablo de Jesús Nazareno. En este recinto litúrgico periférico —es el más abundante en lienzos— encontramos tres retablos:

El retablo central está dedicado a la santísima Trinidad; los laterales están bajo las advocaciones de san José con el Niño a la izquierda y, a la derecha, de san Francisco de Paula.

El dorado de los tres retablos es obra de Juan de Marchena. Y para los tres labró bancos y frontales en mármol negro con esgrafiados dorados el cantero Manuel Peláez.
Esta capilla se realiza siendo arzobispo de Granada Felipe de los Tueros y Huerta que rigió la archidiócesis desde 1724 hasta 1751.

ARQUITECTURA DEL RETABLO CENTRAL

Obra barroca (1737) de Gregorio Salinas; gran sencillez, sin alardes de diseño. Predominan líneas horizontales y paramentos iluminados con rizados vegetales de talla plana. Su trazado arquitectónico cumple su misión de retablo-relicario, opción y costumbre devocional que también se encuentra en la próxima capilla real.

Ocupa el centro del banco un sagrario. Sobre el banco un cuerpo de tres lienzos con el novedoso detalle de cuatro angelillos atlantes con una gran y airosa cornisa para albergar tres relicarios con sus correspondientes portezuelas.

En los laterales del ático tripartito se suceden ascendiendo formatos horizontal y vertical. El remate del retablo presenta otra novedad en los templos catedralicios: el molduraje cruciforme para albergar un pequeño crucificado.

ARQUITECTURA DE LOS RETABLOS LATERALES

Los retablos laterales (1774-1775) fueron realizados por Francisco Villoslada —retablista andaluz del XVIII— en un momento estético casi de transición hacia las obras neoclásicas.

Con esta pareja de retablos, —San José con el Niño y San Francisco de Paula— el ciclo del barroco se cierra en el templo catedralicio donde puede contemplarse su evolución a partir de 1615-1616 (Capilla de santa Ana, última de la girola del lado de la epístola) y que se extiende durante más de 150 años.

La estructura arquitectónica de este par de retablos laterales es de una gran sencillez compositiva: banco, cuerpo de una sola calle y coronación con su cornisa fuertemente curvada hacia arriba.

DOTACIÓN ICONOGRÁFICA

Tratando de dar cuenta de la gran variedad iconográfica de esta capilla —en total 21 cuadros y dos tallas sobre diversos temas: trinitario, cristológico, mariano, personajes neotestamentarios y hagiográficos— preciso es comenzar por el tema trinitario plasmado en el lienzo de La santísima Trinidad del centro del ático del altar principal (1Cor 6,11: Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y en el Espíritu de Nuesrtro Dios).

La autoría de este óleo es discutida (¿Alonso Cano, copia de Juan Niño de Guevara, Bocanegra, anónimo?). Es una obra inspirada en el famoso cuadro de la chanfaina por haber sido pintado por Cano para el convento de san Antonio por un plato de ese guiso.

La pintura —óleo sobre lienzo de 168×113 cm— que quizá produce un efecto más escultórico que pictórico, está realizada casi exclusivamente en gama de amarillos y dorados. Dios Padre es un anciano venerable que con su mano izquierda toma el brazo de Dios Hijo, muerto, semienvuelto en un blanco sudario; de Dios Espíritu santo, figurado en la tradicional paloma, parten dos haces luminosos dirigidos al Padre y al Hijo sugiriendo el triáng ulo trinitario.
Dentro del tema iconográfico cristológico desarrollado en esta capilla pueden diferenciarse dos aspectos: la infancia de Jesús y su vida pública.

El torno al tema iconográfico de la infancia de Jesús un grupo de lienzos y una talla narran momentos relacionados con su vida y con la de sus padres. Comienza este tema con el lienzo de los Desposorios de María y José, a la derecha en el gran tríptico apaisado del retablo central; sigue con el lienzo, en imponente marco, de la Sagrada Familia con san Juanito, creído hasta ahora del Sassoferrato (Giovanni Battista Salvi, 1609-1685) y que ha de ser atribuido al insigne pintor sevillano Domingo Martínez (†h. 1750), dispuesto por encima del altar lateral dedicado a san José.

Padre putativo e hijo están presentes en la talla de madera del círculo de Felipe González, San José con el Niño Jesús en sus brazos, y en lienzo, copia de Ribera, presidiendo el altar lateral del lado del evangelio.

Termina la presencia iconográfica del esposo de María con la representación de su muerte, óleo central del primer cuerpo del altar principal atribuido, aunque no unánimemente, a Carlos Maratta (1625-1713); en este cuadro destaca su colorido y la disposición del cuerpo de san José que se proyecta en prodigioso escorzo: Tránsito del Señor san José.

Completan el tema familiar de la infancia de Jesús dos óleos con el mismo tema: San Juanito con el cordero (tabla en la puerta del sagrario) y cuadro (a la derecha de lretablo central).

En torno al tema iconográfico de la vida pública de Jesús se plasman tres momentos: La santa cena (interesante lienzo anónimo del XVI colocado por encima del retablo), Jesús crucificado (talla sobre el cuadro titular) y El descendimiento de Jesús de la cruz (lienzo del lado del evangelio en el gran trípitico sobre el banco).

Madre e hijo ocurren tres veces: en el pequeño tondo que guarnece un precioso cobre italiano (15 cm de diámetro) Virgen con el Niño, en el lienzo a la izquierda del cuadro titular Virgen con el Niño, busto de perfil hacia la izquierda y en una copia flamenca) La divina pastora.

El tema iconográfico mariano es tratado por separado en dos lienzos: Inmaculada concepción de María (repetición de Bocanegra), gran cuadro presentado en el muro sobre el altar dedicado a san Francisco de Paula, y un segundo cuadro, Rostro de la Virgen, a la derecha del gran cuadro central titular.

Se va completando el patrimonio iconográfico de esta capilla con dos personajes neotestamentarios. Ambos expresan arrepentimiento, penitencia, conversión: San Pedro arrepentido (Mt, 26,34.75; Mc 14,30.72; Lc 22,34.61; Jn 13,38) de la escuela del XVII y que sigue los modelos de Abraham Bloemaert, 1564-1651 y Santa María Magdalena penitente, réplica femenina del san Jerónimo penitente, santo cuya representación aparece varias veces en el templo catedralicio.

Y concluye la dotación iconográfica de esta capilla con representaciones de otros cuatro santos: San Francisco de Asís (óleo), San Francisco de Paula (presidiendo el altar lateral del lado de la epístola, óleo copia de Ribera), Santa Bárbara (escultura del círculo de Pablo de Rojas con sus tradicionales castillo y palma del martirio) y San Antonio de Padua con el niño Jesús tratado en el cobre gemelo de la Virgen con el Niño y en un óleo sobre lienzo.

LA MEDIA REJA

Toda la rejería catedralicia presenta una gran unidad estilística; las rejas, más precisamente medias rejas, son de hierro, carecen de solera y están formadas por balaustres sencillos separados por cuatro cuadrados en los casos de las más anchas para la diferenciación de las calles. Todas estas rejas para el mayor adorno de la primorosa fábrica dispone de sus correspondientes cerrojos, cerraduras y llaves.

La reja de esta capilla (6,65×2,03 m) tiene cinco calles practicable la central con dos hojas; en el remate todas sus puntas, a excepción de las más largas, están decoradas con estrellas de ocho puntas.