Arquitectura de la Capilla


El 12 de agosto de 1561 —un par de años antes de la muerte de Siloe— decide el cabildo comenzar las celebraciones litúrgicas en la nueva y definitiva sede catedralicia. En tal fecha la cabecera del templo estaba arquitectónicamente terminada. Sólo faltaba completar su alhajamiento: detalles ornamentales, colocación de los apóstoles y de los cuadros sobre la vida de la Virgen. La descripción del estado en el que Siloe dejó la cabecera queda perfectamente reflejada en el alzado-sección de la rotonda grabado por Francisco Heylan alrededor de 1612. En la organización arquitectónica de la capilla mayor destacan varios elementos.

En efecto, en la cabecera del templo, espacio para la mesa eucarística, sobresalen arquitectónicamente la cúpula y el arco toral, cubierta y apertura al altar mayor. Pero estos elementos estructurales adquieren todo su sentido cultua lcomo apoyo a una disposición circular de todo el conjunto tema generador del diseño arquitectónico. Visibilidad máxima del altar central —participación de la comunidad presente— gracias, además, a los pasajes entre los sólidos contrafuertes que rodean la rotonda unidos por pasillos transversales que forman una deambulatorio secundario a través de la base de los contrafuertes. La Catedral de Granada, como la mayoría de las catedrales cristianas contemporáneas, fue dedicada a Nuestra Señora de la Encarnación en lugar del más frecuente de Santa María de la Anunciación; se pone así el énfasis en la Encarnación del Hijo de Dios —primer acto de la nueva alianza— no en el mensaje del ángel Gabriel ni en la concepción virginal. En torno a este hecho central se narra la historia de la salvación mediante vidrieras, estatuas y cuadros; historia de la salvación que tiene su momento culminante en la celebración eucarística.