Ornamentos del siglo XVI


Los ornamentos bordados durante este siglo se caracterizan por la riqueza de sus tejidos, la variedad de hilos, la perfección técnica y la calidad de sus diseños. Se conservan cinco ternos —verde, negro, blanco, rojo y otro, también rojo, denominado de Juan de Villalón (nacido en 1585)—. Hacemos referencia más detallada sólo a dos: El terno negro y el terno rojo.

EL TERNO NEGRO

Componen este terno del siglo XVI cinco piezas: capa pluvial, casulla, dos dalmáticas y frontal de altar. Realizado sobre brocado, está bordado en oro y sedas de diversos colores con ornamentación de imaginería. Los cuerpos se adornan con sobrepuestos de terciopelo verde, formando una labor compuesta de círculos que se cortan. Pudo ser bordado por Juan de Villalón, el mismo bordador de uno de los dos conjuntos de terciopelo rojo que tiene la Catedral.

La capa pluvial

Gran cenefa que bordea el cuello y cubre las caídas delanteras; está estructurada en seis recuadros rectangulares; en su interior capilletas formadas por arco de medio punto, fondo con decoración de cuadrícula y suelo de estilo morisco. Dentro de las capilletas seis apóstoles con sus atributos: san Bartolomé (libro), san Juan (cáliz), san Pedro (llave y libro), san Andrés (libro y cruz aspada), Santiago (cabeza cubierta y bastón) y san Pablo (espada).

La casulla

Su ornamentación se concentra en la gran cenefa central adornando delantero y espalda. En ambos lados tres recuadros rectangulares. En el interior de cada uno de ellos —más pequeño el superior del delantero para adaptarse al cuello— una capilleta formada por arco de medio punto y fondo con decoración de cuadrícula.
En el delantero y de arriba abajo: jarra con flores, hojas y zarcillos, san Pablo (espada y libro) y Santiago (bastón y libro); en la espalda: san Pedro (llave y libro), san Juan (cáliz), san Bartolomé (cuchillo y libro).
En los encasamentos de desarrolla una decoración vegetal formada por flores colgantes, dispuestas simétricamente a amibos lados de un motivo central también de carácter floral.

Las dalmáticas

Su ornamentación es muy diferente a la del resto de las prendas del terno verde; este hecho lleva a los especialistas a plantear que, quizá, no se trate de la decoración y bordado originales.
Su adorno se concentra en sus hombreras y en los jabastros que, en forma de tirantes, caen paralelamente a lo largo de delantero y espalda. Los faldones con motivos de tallos y hojas entrelazados ocupan el fondo y forman un medallón central. Las bocamangas presentan igual decoración que los faldones, pero falta en ellas el medallón central.

El frontal

La pieza restante de este terno verde es el frontal. Siguiendo el estilo de los cuerpos de las demás piezas, está ornamentado con sobrepuestos de terciopelo verde que se cruzan formando círculos. Es una pieza única sin frontaleras ni caídas laterales. Carece de decoración bordada, tanto de imaginería como vegetal.

EL TERNO ROJO DE JUAN DE VILLALÓN

Componen este terno del siglo XVI un total de siete piezas: capa pluvial, casulla, par de dalmáticas, dos collarinos y frontal de altar. Es obra del maestro bordador del XVI Juan de Villalón que lo realizó desde el año 1584 hasta 1591, a petición expresa del arzobispo Juan Méndez de Salvatierra (1577-1588). En el pectoral de la capa aparece bordado el escudo arzobispal de don Martín Carrillo de Mendoza (1641-1653) probablemente como consecuencia de algún arreglo posterior.

La capa pluvial

Su decoración se concentra en la gran cenefa que recorre las dos caídas delanteras bordeando cuello y capillo; elementos bordados de imaginería.
La cenefa de la capa pluvial está bordada con seis grandes recuadros rectangulares distribuidos de tres en tres en cada caída y separados por la traveta, cuadrado bordado en la parte superior de la espalda por encima del capillo.
En el interior de cada recuadro, excepto en el de la traveta, una capilleta con arco, que, en los recuadros inferiores —izquierdo y derecho—, es de medio punto, en los centrales trilobulado y en los superiores conopiales. Su imaginería se sitúa ante fondos de paisaje o en ricos interiores. En la traveta se muestra a Dios Padre sosteniendo el universo con su mano izquierda. En el resto imágenes con escenas de la historia de la infancia de Jesús. Comenzando por el recuadro inferior izquierdo: Huida a Egipto, Adoración de los Reyes magos, Nacimiento de Jesús y, tras la traveta, Circuncisión de Jesús, Presentación de Jesús en el templo y Jesús entre los doctores.
El capillo de la capa pluvial está contorneado por una retorcha de puntas de diamante bordada en oro, delimitada —por dentro y por fuera— por estrechas retorchas melcochadas.

La casulla

Está ornamentada con una cenefa que en sentido vertical recorre delantero y espalda; está delimitada con retorcha de puntas de diamante dorada en oro a juego con las bordadas en la cenefa y en el capillo de la capa pluvial. La cenefa del delantero presenta dos grandes cartelas ovaladas y la de la espalda tres. En la cartela superior del delantero hay bordada una figura que parece tener un libro; en la inferior, el apóstol Santiago con la vara de peregrino y tocando su cabeza con sombrero. En las tres cartelas de la espalda y de arriba abajo las imágenes de san Pedro, san Pablo y san Juan.

Las dalmáticas

Su decoración de este par de ornamentos litúrgicos se centra en las hombreras y en los jabastros, todo ella bordada en oro con ornamentación de hojas.
En los tarjetones de las bocamangas y de los faldones el repetido recurso de las retorchas. La imaginería se desarrolla con los bordados de los cuatro evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, con sus correspondientes símbolos y situados sobre fondos de paisajes.
En una de las dalmáticas están bordados san Mateo con el ángel en el delantero y san Juan con el águila en el faldón de la espalda. En la otra dalmática, san Marcos con la cabeza de león en el delantero y, en la espalda, san Lucas con la cabeza de toro.

Los collarinos

Los diáconos, además de las dalmáticas, se revisten con collarinos, ornamentos que colocan alrededor de su cuello. Los de este juego están enmarcados por cordones de oro y ornamentados con decoración al romano, formada por tallos, hojas, flores de cuatro pétalos y zarcillos: Todo está enlazado con gran simetría en torno a un eje central.

El frontal

Está rodeado por una bonita retorcha de puntas de diamante igual a las bordadas en las restantes prendas. Su campo presenta una decoración de flores cuadripétalas, hojas y zarcillos, formando medallones. La frontalera y las caídas laterales ofrecen una ornamentación bastante diferente aunque, igualmente, de carácter vegetal: hojas, curvas arriñonadas…