A continuación de la capilla central del ábside —dedicada a San Cecilio, patrón de Granada— y entrando ya en el deambulatorio que encamina hacia el lado de la epístola, se encuentra otra de las capillas más pequeñas, dedicada en la actualidad a san Sebastián, antes a san Miguel. Como ellas carece de cartela manierista y tondos exteriores. En 1732 los acólitos del templo catedralicio costearon su retablo y, al año siguiente, lo ensancharon para colocar dos nuevas imágenes.
ESTRUCTURA ARQUITECTÓNICA
Está muy bien ajustada a la estrechez del recinto, adaptándose al testero poligonal de la capilla; su estilo corresponde al nuevo impulso de la retablística barroca de la tercera década del 700.
Es un pequeño retablo de calle única muy diferenciada visualmente por la hornacina-manifestador en la parte baja y un gran cuadro en la parte superior. Dos alargados estípites proporcionan cierto movimiento al conjunto rematado con un enmarque triangular de volutas y hojarasca donde destacan, a ambos lados, sendos jarrones de azucenas prolongando aún más la verticalidad de los estípites.
ALHAJAMIENTO ICONOGRÁFICO
Los elementos iconográficos del retablo desarrollan el tema hagiográfico centrado en la figura de San Sebastián, mártir del siglo IV, con duplicidad icónica: una pequeña escultura de la primera mitad del XVII en la hornacina y una escena de su martirio, lienzo de Juan de Sevilla en el testero que no recurre a la tradicional representación del santo asaeteado.
Enriquecen el alhajamiento iconográfico de esta capilla las dos tallas laterales de san Roque —del círculo artístico de Pablo de Rojas (h. 1549-h. 1611)— también presente en el retablo de la capilla de santa Lucía y de santa Bárbara —arte granadino del XVIII cercano al granadino Risueño (1655-1732)— virgen y mártir, patrona en España del arma de artillería, que, en 1969, dejó de figurar en el calendario litúrgico por problemas históricos. Entre los complementos iconográficos de esta capilla hay dos pequeñas esculturas anónimas del Niño Jesús; breve apunte cristológico.
Además, continuando el alhajamiento de la capìlla, tres protagonistas neotestamentarios: Lienzo de san Pedro, pescador y roca, revestido de ornamentos pontificales y en actitud de bendecir; escultura de san Juan evangelista, el discípulo amado que acogió a María en su casa, a petición de Jesús; escultura de san Esteban, uno de los siete primeros diáconos, elegidos por los apóstoles, y protomártir en Jerusalén entre los años 32 y 37.
Por último, tema patrístico, lienzo de san Agustín (354-430), uno de los cuatro grandes Padres de Occidente, tema ampliamente desarrollado en la capilla mayor con los cuatro grandes padres de la Iglesia tanto de Oriente como de Occidente.
LA MEDIA REJA
Toda la rejería catedralicia presenta una gran unidad estilística; las rejas, más precisamente medias rejas, son de hierro, carecen de solera y están formadas por balaustres sencillos separados por cuatro cuadrados en los casos de las más anchas para la diferenciación de las calles. Todas estas rejas para el mayor adorno de la primorosa fábrica dispone de sus correspondientes cerrojos, cerraduras y llaves. La reja de esta capilla está formada por las dos hojas de la puerta de acceso cubriendo los 3,31 m del hueco: la altura en las cuatro puntas más altas es de 1,98 m.