JUAN DE CÁCERES (fl 1504-1524)
Es muy poco lo que se sabe de la vida de este iluminador de libros; se supone que, por su apellido, sería originario de la región extremeña donde es casi seguro que mantuviera contactos con los ilustradores del monasterio de Guadalupe. Parece que estuvo por tierras castellanas donde conocería la obra pictórica de Berruguete (h. 1450-1504 o poco antes; introductor de las novedades del Renacimiento cuatrocentista) y de Juan de Borgoña (h.1465-h. 1536).
Se desconoce cuando Juan de Cáceres llegó a Granada, pero sí consta documentalmente su actividad como iluminador de corales entre los años 1509 y 1524, pues en las orlas de los libros en los que trabaja aparecen, como elemento decorativo, las armas del segundo arzobispo de la diócesis granadina Antonio de Rojas Manrique quien, precisamente, la rigió desde 1507 hasta 1524. Su obra representa el periodo de transición del estilo «moderno» al «romano», del Gótico al Renacimiento.
Iluminación de las capitulares
En la ornamentación interior de las iniciales desarrolla Juan de Cáceres composiciones equilibradas, muy simétricas, armónicas, sobre unos fondos arquitectónicos plenamente renacentistas. A veces, tales composiciones capitulares están enmarcadas, por arcos escarzanos como, sean ejemplos, en las miniaturas del Nacimiento de san Juan Bautista (Lc 1,59-60.62) y de la Comida en casa de Simón, el leproso (Mt 26,10-13), donde los cuatro comensales se acomodan en torno a una mesa redonda.
Tratamiento de los interiores
Para los interiores Cáceres pinta y decora arquitecturas y composiciones renacentistas con reminiscencias góticas en detalles como el plegado de paños o el mobiliario. Las pavimentaciones de los suelos suelen ser de baldosas cuadradas en tonos grises o sepias; otras veces, recurre al rosa suave imitando mármoles, logrando así profundidad y perspectiva para la escena iluminada. En la capitular de la Comida en casa de Simón, el leproso así se aprecia —como ejemplo— en el detalle del suelo.
Los personajes
Los personajes que animan las escenas suelen ser estilizados tendiendo al alargamiento; suelen apoyarse sobre su pie derecho apareciendo, por ello, ligeramente curvados. Sus vestidos son propios del momento en que Juan de Cáceres realiza su obra pictórica en los cantorales granadinos.
Las orlas
Presentan ricas lauras con escudos heráldicos sostenidas por fantásticos tenantes que surgen de los roleos vegetales y elegantes candelieri —típica ornamentacióin renacentista— de vasos deslumbrantes de finos tallos, flores y bellas figurillas perdidas entre su follaje.
Los paisajes
Envueltos en nieblas azuladas, que evocan la pintura de la escuela italiana de la Umbría, traza Juan de Cáceres altas montañas.
Los colores
Por último, Juan de Cáceres trabaja los colores en tonos brillantes sobre la base de verdes, rojos, azules y naranjas utilizando mucho el pan de oro en la decoración de las iniciales muy bien conservadas a pesar de los casi cinco siglos transcurridos.