Cronológicamente, tras los corales de Juan de Cáceres, suelen situarse dos miniaturistas de la primera mitad del XVI. Ambos representan la transición del estilo moderno (Gótico) al romano (Renacimiento): el llamado Maestro del Nacimiento y Juan Ramírez; no faltan, sin embargo, especialistas que los consideran como la misma persona: Juan Ramírez. Sean uno o dos los maestros iluminadores, sus obras no parecen asimilar el nuevo espíritu y, más bien, copian sus formas externas empleándolas en la ornamentación y en los fondos de arquitectura.
En la reproducción adjunta un folio coral cuya letra inicial P (del latín puer: niño, criatura) queda iluminada con la clásica escena del nacimiento de Jesús.
El texto —antífona de entrada o introito de la liturgia eucarística de la solemnidad de la Natividad del Señor— está tomado del profeta Isaías (9,6ss: «Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado…»).
En la escena central aparecen María y José arrodillados en actitud orante; azules la madre y rojo el padre en sus vestiduras de paños plegados. Jesús reposa separado del suelo sólo por los pliegues del manto de su madre. No faltan los tradicionales buey y mula aludidos por Isaías (1,3) en el centro de la escena tras los padres.
El resto de los personajes de esta miniatura navideña está formado por un par de ángeles de pie tras la Virgen, ante el edificio; otro par aleteando en el cielo lejano y unas figuras que, caminando, se pierden por el fondo del camino.
En el sereno y luminoso paisaje del fondo aparecen varios detalles arquitectónicos. A la izquierda, subrayando la perspectiva, medio arco de un palacio en ruinas que enmarca la veredilla abierta a la lejanía. Delante y tras los ángeles en pie, una construcción de dos plantas en cuyas fachadas no faltan pequeños arcos.
Esta evocación de la Natividad del Señor se completa con la escena central de la orla inferior del folio. Entre sus roleos el miniaturista ha situado la luminosa escena evangélica del anuncio del nacimiento de Jesús a los pastores.