La Iglesia en Granada —entre las más antiguas del Occidente cristiano— es una de las primeras en ser fundadas en el territorio peninsular.
En su casi bimilenaria historia, las sucesivas comunidades cristianas, al vivir y manifestar su fe, su esperanza y su amor, fueron creando un rico y variado patrimonio artístico y cultural.
Cuando hoy entramos en la Catedral, más allá del goce estético, debemos atender, para admirarla en su plenitud, a su condición de patrimonio cristiano.
Es necesaria, por ello, una doble clave —teológica y artística, legado espiritual y legado cultural— para comprender este templo dedicado a la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María.
La Catedral de Granada, legado espiritual
Jesucristo hizo partícipes de su misión por medio de los apóstoles a sus sucesores, los obispos, quienes encargan el oficio de su ministerio en variados grados a distintos miembros de la Iglesia.
La realización de este oficio del ministerio episcopal en los templos catedralicios está encomendada al grupo de sacerdotes que forman el cabildo catedralicio.
Desde hace cinco siglos, el cabildo celebra diariamente la misa conventual y recita parte del oficio divino.
En la Catedral de Granada, signo visible y tangible de la Iglesia, nos acercamos a Dios, vivimos su cercanía a los hombres, sentimos el silencio sagrado y el sosiego de encontrarnos.
La Catedral de Granada, legado cultural
La cotidiana actividad en la Catedral de Granada es fuente de cultura; día tras día nos llega en un marco de singular belleza un sereno mensaje de fe, de esperanza, de amor, al proclamar la Palabra de Dios y al celebrar la Sagrada Eucaristía. Este doble legado de nuestros antepasados —espiritual y cultural: cristiano— se enriquece y se experimenta en la actualidad mediante
Nuestra vivencia cristiana
Para contribuir a la plena comprensión del templo catedralicio presentamos textos bíblicos en las ventanas nuevas de las ilustraciones de esta ciberpágina; son una invitación a profundizar en el mensaje religioso —cristiano— de este monumento, testimonio de la vivencia cristiana de nuestros antepasados e invitación a unirnos a ellos en esta Iglesia peregrina por los tiempos y la tierra