Para concluir la información sobre el secular tesoro catedralicio se añade el patrimonio del siglo XX: El trono procesional para la custodia del Corpus Christi. Aunque, tal vez, no sea considerado, por algunos, estrictamente como obra de orfebrería, parece adecuado presentarlo aquí para finalizar esta exposición sobre el patrimonio de plata de la Catedral granadina. Sobre este trono —actualmente conservado en la capilla de santa Lucía— veremos:
- El proyecto de 1952
- La fase de diseño: dos trazas
- La traza definitiva de M. Moreno
- La iconografía del trono procesional
EL PROYECTO DE 1952
La idea de añadir a la custodia del Corpus Christi un nuevo cuerpo que le sirviera de base y un carro procesional comenzó a tomar forma a mediados del siglo XX. En 1952 el cabildo catedralicio invitaba a los granadinos a colaborar en este proyecto. Su respuesta favorable no se hizo esperar; los donativos comenzaron a llegar al cabildo y muy pronto se alcanzaron 18 arrobas de plata. Dado este primer paso, el proyecto se pusp en marcha.
LA FASE DE DISEÑO: DOS TRAZAS
A partir de este momento comenzó la fase del diseño. El cabildo, tras desestimar la traza del maestro Antonio Salazar Capilla, elige al joven escultor y orfebre Miguel Moreno Romera. Espaciados en el tiempo, Miguel Moreno fue presentando al cabildo distintos proyectos. En 1989 el escultor somete a examen las trazas que llegarían a ser definitivas. El proyecto se concretaba en dos maquetas, dos diseños, con distinta orientación estética: clasicismo y pintoresquismo. Por fin, en 1992, coincidiendo con el V Centenario de la restauración de la Iglesia en Granada concluyen las labores del nuevo trono.
LA TRAZA DEFINITIVA DE M. MORENO
Sobre un plinto en forma de rústico graderío, el ochavo se alza como una arquitectura clásica y desnuda, con tres arcos de medio punto sobre pilares en cada uno de los cuatro frentes y dos medallones en las enjutas. El paramento formado por grandes sillares depurados de todo ornato sin más resalte que la línea de impostas y las claves de los arcos. En los cuatro chaflanes grutas naturales enmarcadas entre picachos y cubiertas redondeadas con formaciones calcáreas recubiertas de musgo y verdín; el fondo de estas fantasías —donde se sientan los cuatro evangelistas— es plano. En la parte alta, como remate, una sencilla moldura plana de muy escaso resalte.
LA ICONOGRAFÍA DEL TRONO PROCESIONAL
Las dieciséis figuras de bulto redondo constituyen el valor creativo más importante de este trono procesional cuya iconografía se plasma en el conjunto de figuras y en los fondos repujados.
Fachadas y laterales
En la fachada principal, centrando la composición, la escultura de la Inmaculada —tema mariano— en versión actualizada de la de Cano; a sus lados, en nichos laterales, Pedro y Pablo, iniciando el desarrollo del tema apostólico. En el costado derecho otros tres apóstoles: Matías, Felipe y Santiago el Menor.
En la fachada posterior tres apóstoles más: Bartolomé, Santiago, Judas Tadeo. Termina la presentación de los amigos de Jesús, en el costado izquierdo: Andrés, Tomás y Simón, —columnas de la Iglesia— en la capilla mayor.
Esta evocación de los primeros tiempos cristianos se afirma aún más con los evangelistas —tema del gozoso anuncio— albergados en las grutas de los chaflanes: Juan y Lucas en la fachada principal y en la posterior Mateo y Marcos: testigos y anunciadores de la buena nueva, pues tocaron con sus manos la Palabra de vida, la oyeron, la vieron y contemplaron con sus ojos (1Jn 1,1).
Los fondos repujados
Los fondos de los doce arcos están decorados con excelentes relieves siguiendo la técnica del repujado.
En la fachada principal del trono, la Catedral granadina de la Encarnación tras la Inmaculada y las basílicas romanas de san Pedro y de san Pablo extramuros tras las correspondientes de los apóstoles. En los nueve arcos restantes motivos narrativos de la historia —sagrada y civil— de Granada: fachadas de los templos más importantes de la ciudad y vistas de su entorno y pasado paisajístico (Alhambra, Sacromonte, Albayzín).
En las grutas de las cuatro esquinas, el repujado tras los evangelistas reproduce sus respectivos símbolos clásicos: ángel para san Mateo, león para san Marcos, toro para san Lucas y águila para san Juan.
Parte de los medallones —cuatro— completan la historia de Granada; en las fachadas anterior y posterior bustos de los Reyes católicos y san Cecilio y san Juan de Dios.
En los costados una simbología eucarística; en el derecho, el Cordero místico (1P 1,19; Apoc 13,8) y el pan y los peces (primera multiplicación: Mt 14,13-21; segunda multiplicación: Mt 15,32-39) y en el izquierdo el pelícano (Jesús alimenta a sus seguidores con su propia sangre como el pelícano a sus crías) y el crismón (referencia a Cristo que aparece ya en sarcófagos paleocristianos): «Quien coma este pan, vivirá eternamente» (Jn 6,58).